Cada rasgo de su rostro celebraba la vida y el tiempo. Y aunque ella ya no podía hablar, sus arrugasMezcala, Jalisco.
Hay que pelear para que el miedo no nos paralice ni nos impida vivir... Mejor ser protagonista que eMezcala, Jalisco.
Con el tiempo no sólo perdieron la cuenta de su edad. Celestina y Román también habían olvidado que Mezcala, Jalisco.
Doña Julia era consiente de que cerrar los ojos al dolor era tan falso como cerrar los ojos a la vidMezcala, Jalisco.
A sus 35 años, a Miguel la diabetes había alejado de su cuerpo fuerza, de sus ojos vida, de su lado Mezcala, Jalisco.